lunes, 21 de marzo de 2011

DELIRIOS



El humor de resistencia es bueno, la dureza de la roca imponderable. Me gusta saber que no he dormido en dos noches y tengo fuerzas de seguir, piensa Rosa. Saber que estoy sola en el mundo y continuar de pie frente al oponente de la soledad masiva, es como andar entre muertos pero nadie más lo sabe. La tristeza es casual y acaba por reavivar la vitalidad de una ciudad desierta, donde las multitudes andan con su lámpara de tristeza en los ojos. El enojo es natural entiéndase, tiene que exteriorizarse, de lo contrario acabaría por hacer estragos irreparables.

Prefiero reñir, ponerme zapatos rojos de tacón alto y salir, prefiero eso a permitir que los muertos abusen de mi, se vaya haciendo costumbre el maltrato psicológico de la muerte, que quiere habitar las calles hasta el punto de la exigencia, no se sabe quien está vivo ó quien muerto. Nadie tiene porqué exigir más de lo que puede darse, yo no soy una víctima, uso maquillaje y salgo, detesto las víctimas por eso esta mañana en el metro demostré que puedo ser tan vil como sea necesario, ¿A quién impresiono? No me gusta hacer sentir mierda a nadie, ni a un muerto, pero ya viste que puedo…No cederé. El asiento es tan mío como del cojo que me gritó “vieja perra” que sea haya caído y roto la otra pierna no es culpa mía.

A lo largo de mi vida he derramado algunas lágrimas, no estoy orgullosa de ello ni lo cuento con afán de sonar dramática. El drama convence a muchos, a mí a estas fechas me disgusta, sin embargo, en campo de batalla es menester que diga algo sobre lagrimas derramadas como balas. Su fuego ha alcanzado a muchos, a mí me han condenado al auto reproche, no me gusta llorar frente a otros, a solas es demasiado…

Como sé que a veces las lágrimas son la única salida, esta vez le toca llorar al otro.

La claridad del amanecer se acerca desde un oriente de malvas y se posa sobre las vías del metro, al final del túnel de la estación.

En la ciudad el movimiento de la mañana es el inicio de todas las cosas. El primer tren se acerca al andén donde una mujer de tacones altos espera solitaria.


Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.


Que tengan todos una semana feliz, saludos.






19 comentarios:

Rosalía Navarro dijo...

Hay muchas cosas que comparto de tu entrada; yo tampoco soy dramática pero a veces la lágrimas son necesarias. De todos modos pienso que tu texto es para meditar, hay muchos detalles que no quiero que se me escapen.
Besos Wapa.

Miguel Bueno Jiménez dijo...

La claridad del amanecer se acerca desde un oriemte de malvas, y mi soledad se hace impotente ante las barbaridades del hombre con su Tierra.

Besos
Piedra

MAJECARMU dijo...

Frescura y coraje en tus letras, amiga...!
Esos zapatos rojos son realmente bonitos y retan al victimismo y a la rutina diaria.Lo hacen con fuerza y claridad,imponiendo su libertad,su juventud y quizá su inexperiencia...porque nunca se acaba de aprender desde la humildad.
Mi felicitación por el temple y originalidad del escrito,que impulsa a pisar fuerte,a sentir y a mirar de frente.
Mi abrazo grande,Beatriz.
M.Jesús

Unknown dijo...

A veces hay que calzarse los zapatos de tacón para poder tirar.. y no dejar que nada ni nadie, nos sumerja en la nostalgia y la tristeza.

un beso

Noelplebeyo dijo...

la lágrima es un desfogue

importante por tanto

Crista de Arco dijo...

Beatriz: me siento identificada con tus palabras.
Precisas y exactas.

Un beso o 2 *

Trovator dijo...

Lágrimas, delirios y claridad.. hay tiempo para cada uno de ellos, claro que a veces se mezclan y nos quedamos con el recuerdo de un oasis que ya no está... o a veces aparece.

Palabras poderosas, como siempre.

Un abrazo!

tecla dijo...

Este post tuyo me da para pensar mucho y discutirlo con alguien como tu.
Es fresco y sincero. Tienes fuerza y coraje,hace sentir.
No me gustan aquellos que van de víctimas por la vida. Creo que tanto en lo bueno como en lo malo a todos más o menos nos llega por igual, y no debe de haber tiempo para lamentaciones sino para superar los problemas que a cada paso encontramos en la vida.

Maritza dijo...

Este texto tuyo es impresionante por varias cosas: los zapatos rojos de la mujer, que si bien es una imagen prestada, refleja intenciones femeninas de romper y desenmascarar , de salir y enfrentar...de seducir también, y eso es siempre símbolo de pasión y desafío ante la vida...
También es fortaleza!
Y es también renuncias y denuncias necesarias.
Como las lágrimas! Ellas están para que broten: dejémoslas salir.

Y "Doña Soledad" ...esta señora que siempre anda buscando a quien acompañar (qué contradicción)
es todo un tema, Beatriz.

Muy buen texto y acompañamiento fotográfico.
En fin, tiene mucha vida tu lectura ...
Te felicito.

Abrazos desde Chile!
:)
Gracias por tu visita a mi blog.

Jordicine dijo...

Se puede llorar y no ser dramático. Yo hace unas semanas empecé y no podía parar. Además, dicen que llorar libera tensiones. Una reflexión interesante, BEATRIZ. Un beso y hasta pronto.

Sneyder C. dijo...

La fuerza y la determinación impresas en tus letras. El victimismo no va contigo pisa con fuerza que el mundo es tuyo….

Me gustó tu entrada desafiando a la vida.
Un fuerte abrazo.

Leovi dijo...

Me encantan estos delirios tan reales. Quizás sean delirios porque consiguen que me deje transportar por las palabras y me hagan flotar como en un viaje de alfombra mágica que te ofrece una visión de la vida muy nítida. Besos.

lichazul dijo...

nada que agregar, es un texto absolutamente certero en muchas rosas que hoy viven y se desviven

Felicitaciones
feliz fin de semana Bea querida, un abrazo regrande!!

LUIS TORRES dijo...

El titulo me hace recordar la novela de la colombiana Laura restrepo que por lo demas es un hermoso libro a la locura y al escape del mundo usando esta maniobra...

Saludos.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Estupendo el post, para esta mañana de domingo. Como siempre un placer haberme pasado por tu espacio.

Saludos y una abrazo.

Matías Muñoz Carreño dijo...

Es tuya la lágrima, y has de hacer lo que quieras de ella. Déjala correr cuando lo estimes conveniente, mas no caigas nunca en la crueldad con la pequeña mascota de agua.
Un abrazo amiga!

José Del Moral De la Vega dijo...

¡Beatriz! Esto parece el anteproyecto de una novela preciosa y llena de vida.Este texto es como un volcán de ideas difíciles de escoger, porque todas son bonitas.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Estados del alma que se acercan a la muerte, al odio, al dolor y a la tristeza. Y son partes de nuestro Ser humano. Y a veces son necesarios e ineludibles para continuar y transformar. Quizás por ello Rosa espera a un tren...

"Odio a mi prójimo como a mi mismo", jaaaa!

Mi cariño!

ANRAFERA dijo...

Descrictivo y reflexivo delirio. Muy bueno, Beatriz. Saludos cordiales.
Ramón

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