lunes, 29 de octubre de 2012

CRONICA DE MAZATLAN




Decía que mañana será distinto. Empezando por levantarse temprano, tomar café, desayunar a medias y en lugar de baño de tina, un regaderazo. Será un día de cambio, por lo menos de hotel. El rezago es al empacar objetos que al momento de acomodar, parecen multiplicarse, o el espacio en las maletas reducirse. Una serie de cosas suceden en los viajes consecutivos. Yo disfruto viajar pero una de las cosas que más me cansa, es empacar, desempacar, volver a empacar, y desempacar…incesantemente; de tal forma que ya no se sabe dónde quedaron las cosas, los acomodos anteriores se van perdiendo entre las prisas, el olvido o subsecuentes acomodamientos de objetos, fragancias, zapatos, sandalias obsoletas que han sido abandonadas a propósito en algún closet, buró, basurero de hotel. Están también las resientes adquisiciones; una gargantilla de piedras pulidas hasta la geometría del vidrio, las playeritas que no sé si usarán las niñas chinas, lo que pensé para los demás y no compre por la economía maltrecha. 

Mañana iremos a otro hotel en Bahía Esmeralda, tendremos una  semana más desempacada. Hoy no importan los acomodos sino hasta el final que se pospone siempre.

Durante la ostentosa semana que comienza, me hartaré de algo, estoy segura. Dos semanas de ir y venir por los jardines bien plantados, albercas al día con peces cultivados, el aroma a limpieza hecha por alguien más, las sabanas suaves cambiadas a diario, la inmediatez de tomar el teléfono y reportar desperfectos, es que sí, algo hastía sentirse así, no ser capaz de irse, irse ya, antes de que terminen las dos semanas de playa, irse, porque no, allá, aquella ciudad en las montañas, entre las paredes agrietadas por la negligencia del gobierno y los propietarios de las casas, para ser precisos, irse a Morelia, al barrio de tercera, donde nunca se termina de construir y las casas ya están en decadencia, las calle, las aceras también tienen fragmentos en construcción desde hace no sé cuantas décadas; la casa sigue inconclusa, no hace mucho fuimos a verla y estaba casi terminada, es una lástima que la planta alta esté al concreto crudo, sin pintura. La planta baja se ha puesto habitable. El exterior nunca se pintó y las paredes están llenas de grafiti. Hay decadencias y nostalgias que se añoran.


Beatriz Osornio Morales 

18 comentarios:

Rafael dijo...

Pues que sigas disfrutando del viaje, a pesar de todo.
Un abrazo.

Leticia dijo...

La ausencia del amor toma poesesión y se llama abndono, por la razón que sea a el nos conduce.
Un placer que toque tu sensibilidad "La casa Abandonada en Morelia".
*Me parece poco alentador que despotricamos lo que hemos contruido en la sociedad a la cual pertenecemos y nos debemos, somos "no le aunque desde donde se mire el horizonte", un ser humano político, y en constante transformación" Saludos Bea.

Rosa Mª Villalta dijo...

Muchas gracias Beatriz, por tus letras tan hermosas.
Besos. Rosa.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Juega el texto entre la crónica y el relato intimista: No importa cuál sea su naturaleza, si está escrito con los sentimientos nostálgicos de una pluma magnífica. UN abrazo. Carlos.

Unknown dijo...

Bastante descriptivo, hasta se puede sentir que uno recorre esos mismos caminos. Se siente la ansiedad que provoca y la espectativa del viaje. La desilución final al encontrar el deterioro, un reflejo de la apatía y la una ansiedad muy viva en aquellos que viven por esas calles.

Me gustó

Ester dijo...

Beatriz, ayer compartí mesa y mantel con una mejicana que vive en Estados Unidos, coincidencias aparte, tu relato es una ventana a esos viajes que emprendemos con mucha ilusión y luego pensamos que podríamos haber elegido otros derroteros, y esas maletas que se achican en cada escala, y la búsqueda de recuerdos para llevarnos un pedacito de ese mundo.
Disfruta del viaje y de la vida.
Saltos y brincos

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Precioso reportaje. Con las ganas que tengo de ir a Michoacan y visitar tu Pacanda.
Besos
Piedra

mj dijo...

A pesar de lo incomodo que resulta el tema de las maletas, pienso que es preciosos todo lo que cuentas en esta crónica.
Ficción o realidad, da igual, es hermoso leerte.
Un beso

Sombragris dijo...

Hacer y deshacer maletas (empacar y desempacar), buscar acomodo a cada cosa...es un maravilloso símil de la vida...donde continuamente empacamos y desempacamos, si no nos quedamos obsoletos...Cada cosa ...por pesada o liviana que sea...si se hace con ternura y consciencia...puede llegar a ser hermoso...ya...igual lo que digo es obra del desconocimiento del como y el que haces...pero es que a veces la ignorancia es atrevida...y yo el mas osado de los ignorantes...jejeje...Trata de no hacerlo a prisa y corriendo , tomate tu tiempo y no lo veas como un trabajo...sino como una apuesta con el futuro...besos, Beatriz

Luis de Burg dijo...

pues, si me dices que sales de viaje para desestrezarte, podría asegurarte que nunca lo conseguirías de ese modo, se supone que uno va de viaje a algún lado para quitarse todo los males del cuerpo y no contagiarse de nuevos males que traerás contigo de nuevo, yo por lo menos, que odio viajar porque me mareo, cuando lo hago trato de llevar conmigo sólo la ropa que llevo puesta más la cámara que nunca me falta, un cepillo, un desodorante, y una nueva muda de calzoncillos, suficiente para irme a cualquier sitio, en el camino si necesito alguna ropa nueva la compro y tiro al tacho a la usada, un único zapato y sicahe calor pues camino descalzo, se supone que estás de viaje para entretenerte no para caminar en una pasarela :)

Juan L. Trujillo dijo...

Gracias por este relato de un viaje que tiene bastante de historia de la vida.
Te lo agradece alguien que ya por la edad, tiene menos oportunidades de "empacar" y "desempacar" con la frecuencia que le gustaría.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Estupendo relato Beatriz, ayer intentaba entrar a comentar y no me permitía, pensé que abrías eliminado la entrada.
Pero hoy ya puede, abrazos miles!

Natalia H. Fontijn dijo...

Beatriz, estuve en Morelia hace tiempo y me parecio un lugar encantador, bueno, eso me pasa con todo Mexico en general, pais que pasee bastante gracias a una amiga magica. Un placer leerte.
Besote

Laura dijo...

Un relato que me ha hecho recordar los viajes,yo los odio, me cansa hacer maletas, volver a deshacer, ir de hotel en hotel de sitio en sitio...muy tedioso, prefiero un viaje de relax con lo imprescindible y a disfrutar dek momento.
Un beso!!

P. Belano dijo...

Nos acabamos cansando de casi todo, es cuestión de tiempo. Y queremos volver a nuestro sitio, para cansarnos otra vez al paso de los días y querer cambiar, y luego volver.

Muy bello Beatriz. Un beso.

Jordicine dijo...

Intenta pasarlo lo mejor posible, BEATRIZ. Un beso.

Leovi dijo...

Sí, nosotros somos también seres en construcción, inconclusos, plenos de grietas por donde se escapa nuestro pasado y atisbamos el futuro. Saludos.

Luis García Romero dijo...

Cuánta información y cuánto movimiento!
Me costaría digerirlo de no ser por esos retazos poéticos que destilan las palabras que encuentras.
Un beso

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