lunes, 15 de octubre de 2012





Mina de carbón donde Zola y sus obreros mueren de negligencia.



-Sálvese quien pueda-
Se acabaron las oraciones inválidas en las mesas de mujeres piadosas y escorias.
 La madrugada está cerca;
 cerca del cansado trabajador, como del perezoso: ya viene el trabajo a la siega de hombres,
viene a quemar las puertas tapiadas de esperanzas, a quebrar a golpes la cara de los niños,
a llevárselos  a  la boca glotona.
 -Sálvese quien pueda-
Yo también conocí, reconozco el peligro de la oxidación; las cadenas del elevador
rechinan en lo alto,
mientras en lo bajo,  nuestros lamentos imploran:
¡Déjenos salir a respirar un aire claro, a escupir el hollín en la cara de la bestia!



Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.


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