martes, 26 de febrero de 2013

Hablando con Luciérnagas



HABLANDO CON LUCIERNAGAS
A Markos y Kristian

Algo de lo más extraño sucedió el otro día en casa. Debe haber sido media mañana. Después de que Brian y yo terminamos de ver nuestro programa favorito de televisión, le arrebate el control y  apague la tele, luego corrí  a la otra habitación y él me siguió.
-¡Dame ese control remoto! quiero ver más tele- grita Brian.
-No lo haré. ¡Es mío!-  
Ultima mente no sé porqué disfruto tanto  guasear a la gente, es algo divertido ver como se ponen gruñones, especialmente mi hermanito Brian. Creo que se me ha hecho habito molestarlo, aunque eso puede meterme en problemas, no puedo evitarlo.
-No, ¡es mío! dámelo te estoy diciendo.
Remedo cada palabra que dice y eso lo enoja tanto.
-¡Tómalo si puedes…tonto!- guaseo.
Dejo que se acerque más a mí mientras levanto el control remoto por sobre  mi cabeza para que no pueda alcanzarlo. El me empuja y casi me caigo. Siento las teclas suaves del control remoto mientras presiono fuerte, quizá, inconscientemente, trataba de agarrarme a algún soporte.
-¡Josh! -grita Brian.
-Vas a hacer que me caiga-
-¿Josh?- insiste Brian.
-¿Qué?
-Hay una luciérnaga en la casa- responde enfáticamente.
-Sí como no. Estas bromeando, ¿no es cierto?
-¡No, la vi!
-¿Y cómo supiste que es una luciérnaga? digo riéndome.
-¡Aluzó y la vi dos veces!- contesta mostrando dos dedos como orejas de conejo.
-¡Un bicho de luz en pleno día! Son criaturas nocturnas. ¡No te creo!
-¿Qué quiere decir nocturnas? indaga Brian.
-Nocturnas, ya sabes… despiertas de noche y dormidas de día ¿comprendes?
-¡Ah, sí, comprendo!
No podía ver la luz, sólo podía ver un insecto revoloteando y escondiéndose de vez en cuando atrás de los objetos, o en las sombras.
Brian, que es un niño muy listo para su edad (aunque no más que yo, eso es seguro) no sabía cómo hacer que la luciérnaga alumbrara otra vez.
De pronto, se me ocurrió que si presionaba la tecla de encendido del control remoto, una luz amarilla brillaría, -puede funcionar- pensé, así que lo hice y funciono.
Presione la tecla continuamente, y la luciérnaga pareció salir del cuadro de acuarela, de adentro del paisaje y las sombras verde oscuras de los árboles. Se acercó más y más como siguiendo la luz, o quizá respondiendo a una señal.
De la nada estábamos comunicándonos con una luciérnaga. Eso fue genial. Brian quería quedársela de mascota,  por horas jugamos con ella hasta que la perdimos en algún lugar de la casa.
Una mañana, semanas después, mi mamá estaba preparando el desayuno y Brian jugaba en el piso de la cocina, cuando oí una especie de discusión:
-¡No pises la luciérnaga!-dijo Brian.
-¿De qué hablas?- respondió mamá.
-¡Mira!
Le enseño algo en el piso
-¡Es sólo un bicho, cariño! exclamó mamá.
-No, no es sólo un bicho. Josh sabe que es una luciérnaga ¿verdad que sí Josh?- Brian  grito.
Yo respondí desde donde estaba dibujando un pájaro para mi nuevo libro de predadores: “mamá, un cuerpo de semilla de girasol con algo como  la cabeza de una naranja, es igual a una luciérnaga, dah!
-¡No tiene su linterna encendida!- bromeó mamá.
No sabemos si era la misma luciérnaga de hace semanas, y no sabemos qué estaba haciendo dentro de la casa otra vez. Creo que no era la misma. Alguna vez alguien me dijo que las luciérnagas no viven mucho tiempo. Pero ahora, no sólo una pregunta me agusana todo el tiempo. Para empezar: ¿Qué estaba haciendo dentro de la casa? ¿Por qué en pleno día? ¿De verdad estábamos hablando con luciérnagas? ¿Volverán?
Yo voy a buscar el control remoto y ya veremos.


Beatriz Osornio Morales, imagen de  la red





28 comentarios:

Juan L. Trujillo dijo...

La imaginación de los niños, seguro que es capaz de hacer brillar cualquier fantasía.
Lo malo es hacer zapping entre los sueños.
Un abrazo.

Fina Tizón dijo...

La imaginación es capaz de tantas cosas amiga mía, así que viva la imaginación, dentro de unas coordenadas aceptables, claro está.

Un abrazo

Fina

Luis de Burg dijo...

mi madre pocas veces hizo el papel de madre, siempre era un niño más jugando con los bichos que entraban en casa, siempre era complice de las travesuras y las inocentes ideas que senos ocurrían, eramos cuatro niños más una niña grande y gorda corriendo por el parque, mi padre estaba siempre pintado como una especie de cuadro en la pared, no hablaba, no reia, no opinaba, sólo gruñía de vez en cuando, creo que mi niñez fue sensacional, porque al final de cuentas, no tuve a ninguno de mis padres para enseñarme lo que es la vida, tan sólo a mis hermanos.... excelente entrada, muy bien narrada, mis felicitaciones, besos!!!

lichazul dijo...

es un relato delicioso querida BEA
felicitaciones
las luciérnagas son mágicas , son verdaderas hadas en los bosques nocturnos
bien por tus personajes , creíbles y cercanos que bien podría tratarse de algunos que conozco jejeje

abrazos y feliz semana

lichazul dijo...

pd...sales muy bella en la foto de perfil, por fin veo quien es BEATRIZ OSORIO!!!

:D

Unknown dijo...

Me encantó ! Pura magia !! La imaginación es imprescindible para vivir con alegría, para inventar, para reir. No la pierdas !! Besos de fresa.

Ester dijo...

Un relato entrañable, he jugado a defender el control remoto, lo he aupado para que no lo alcanzara. y he visto la luciernaga. magia, eso es lo que has escrito. Saltos y brincos

Rafael dijo...

Todo lo que puede dar de sí una luciérnaga...
Un abrazo.

Natalia H. Fontijn dijo...

En mi tierra los llamamos cocuyos, y son magicos, me acuerdo de la cancion: Prende tu linterna, diminuto sol....
Saludos queridisima

mariarosa dijo...

Tal vez era una luciérnaga, tal vez es la imaginación de los niños que siempre que puede vuela y encuentra misterios en las cosas más simples.

Bello relato.

mariarosa

Luis García Romero dijo...

Aunque muchas de las expresiones del relato no me son familiares por ser distintas nuestras culturas, siento en la lectura una calidez abrumadora.
un abrazo, Beatriz

Leovi dijo...

Sí, un relato fascinante, puede que también tenga yo alguna en casa. Saludos.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Un relato delicioso, y es que los niños, aunque se peleen, tienen un encanto especial.
Un beso.

Conchi dijo...

Hola Beatriz que bonita entrada y lo mejor es, la fantasía y ilusión que tienen los niños para inventar historias, también los mayores la tenemos pues nunca dejamos de ser niños. Un abrazo.
Conchi

Belén Rodríguez dijo...

En el mundo de la fantasía todo es posible y más aún si es en el de los niños.
Las luciérnagas siempre me han fascinado, me parecen animales mágicos.
Precioso relato.
Un beso.

Unknown dijo...

Querida Beatriz: No tenía otra forma de comunicarme contigo. Quiero pedirte mil disculpas por haber borrado tu comentario en mi blog. Pasó que como entre otras cosas no veo muy bien, a la tarde cuando vino mi nieta y me hizo ver que el árbol en colores on el que ilustré mi texto , tenía banderitas de todos los países. ¡Me quería morir! Nada que ver con lo que yo quería. Tuve que eliminar todo. A la noche, tranquila, rehice todo. Sentí mucho eliminar tu comentario que, encima era hermoso. Discúlpame Beatriz. Besos de luz.

MAJECARMU dijo...

Un relato mágico,lleno de energía,que une los campos energéticos infantiles y estallan en bellas luciérnagas a su alrededor...Las he visto en tu relato y son preciosas,de verdad.
Mi gratitud por compartir esta belleza.
Un beso y feliz fin de semana.
M.Jesús

MAJECARMU dijo...

Beatriz...estoy segura que tu cara es un sol,pero te has empeñado en taparlo con una nube...(en tu perfil)¡¡Qué pena...!!...sonrío.

BEATRIZ dijo...


Gracias a todos por sus comentarios que me animan a seguir amasando las palabras.


De verdad Eliza y María de Jesús, que la foto de perfil se parece mucho a mí, no solo físicamente, creo.

Leticia dijo...

Me pareció tan sutil y bella esta narración, que me hizo recordar, no en su tema, pero sí un fragmento del cuento magistral acerca de la infancia de un niño y el verano del gran Ray Bradbury -Dandelion Wine-El vino del estío. Ahí, Douglas Spaulding un niño de alrededor de diez años, es el personaje central. A través de la narración en cierto momento, atrapa luciérnagas y las oculta en un frasco, las guarda debajo de cobija y cuando llega la oscuridad, saca el frasco y lo pone sobre su buró para tener luz, un cuento donde la literatura fantástica acostumbradada por Bradbury queda ajena a esta obra maravillosa. En tu narración, el encontrar un ser diminuto y poder comunicarse con nuestra sinestesia ya sea de luz, sonido u otro lenguaje, es algo que me ha encantado de tu texto. Un placer leerte Beatriz.

María Eva Ruiz dijo...

Una maravilla de narración, la imaginación de los niños y su frescura.

Un abrazo grande,

Eva.

Maritza dijo...

Entrañable texto en donde el lector engancha fácilmente, donde se mezcla la intriga, las rutinas y jugarretas que todos entre hermanos hemos vivido, y por encima de todo una notable imaginación.
Finalmente me pregunto...fue real?
;)

Me encantó cuando la luciérnaga sale desde los árboles de una acuarela...

Te felicito.
Y te abrazo desde aquí, esperando que estés bien en todo sentido.

P.D:...Queremos conocer el rostro de Beatriz Osorio!!! (petitorio general)... ;)

Besos!

Amando García Nuño dijo...

comunicaciones en la tercera fase, por ejemplo con luciérnagas. por ahí se empieza.
Oye, el relato, además de interesante, me ha dejado una joyita: el verbo "aluzar" . Magnífico. Muchas gracias.

David Cotos dijo...

Me has hecho recordar un juego parecido que hacia con mi primer sobrino cuando él era bien pequeñito.
Saludos
David
Pd: He escrito un cuento en mi antiguo blog Cine para usar el Cerebro, se llama “Todos podemos ser gerentes”. Te invito a leerlo.

Lunna dijo...

Me ha encantado la ternura y la fantasia de tu relato, de vez en cuando deberiamos mirar la vida con los ojos de un niño.

Besos.

Lunna.

Vagamundo dijo...

Apaguen la tele, ese instrumento demoníaco de compresión y salgan a pasear con sus niños, adónde sea, aunque sea para buscar la última luciérnaga sobrevivida al veneno de nuestros insecticidas.

María Eva Ruiz dijo...

Gracias por tu felicitación en el Día de la Mujer Beatriz, espero de todo corazón que tu día esté siendo magnífico.
Estoy de acuerdo contigo en tu apreciación sobre la mujer.

Un abrazo muy grande,

Eva.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

ESpontáneo narrar donde una luciérnaga da para especular entre los actores del cuento. UN abrazo. Carlos

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