Al tiempo de abrir la
página en blanco,
salieron bandadas de
insectos volando.
Me pregunte, de donde
vendrían las hojas
del otoño en mayo.
Por la ventana entraba
la sombra del árbol
que ayer tenía flores,
se echó como un gato en el suelo
del libro
que intento escribir a diario;
a la sombra de pronto
le brotaron recuerdos
de una tarde blanca en olvido,
pase mi mano por su pelo hasta que dormía.
Al dormir, la sombra
se puso pesada como el plomo.
Con sonidos de cuerda en
tensión
los insectos
regresaron a la página en blanco,
uno a uno, a debatir
el sueño.
Beatriz Osornio
Morales