sábado, 9 de abril de 2016

HORAL



           Es interesante anotar como ha intentado el poeta deshacerse del sentido cotidiano del tiempo, y darle otra unidad a las horas, por medio de pulsaciones, de la mano un tanto frágil vulnerable pero tenaz sobre las teclas, es que el tiempo recobra un sentido más exacto.

          A través de una secuencia, marcada solamente por la secuencia misma del pensamiento, el poeta, en sus intentos por dar origen a una palabra nueva, fresca de significado, convierte la secuencia ordinaria del reloj, en algo sustancial, posible contra la vacuidad de horas erráticas y fugitivas. Entre hora y hora, entre saltos de hora y la continuidad chata de los días,  el poeta conjuga las partículas flotantes del tiempo y les da forma. Ha querido forjar por medio de su esfuerzo, la palabra, pero no cualquier palabra, sino la palabra que en su principio de tiempo, contenga un origen.

          En su horal no solo de búsqueda perosonal,  de golpe preciso, en su intento por establecer un tiempo más verdadero en su realidad, el poeta forja el poema contra el tiempo, el poeta se forja a sí mismo fuera del tiempo.

          Un poeta escultor de horas, y secuencias, comparará el rodillo de su máquina de escribir con el cuerpo de una mujer, sus dedos con cinceles, la hoja con una piedra para pulir, su religión es la poesía, o en su defecto, una puta que lo redime de sus silencios.

          Un buen poeta de horas abandonará su casa para irse en aventón sin equipaje, sin destino fijo. Este poeta construye horas, el tiempo el mundo en la palabra, y ante la imposibilidad de cambiar un sistema de tiempo arbitrario, acaba apostando sus ilusiones en una sesión de tragos. una partida de cartas, o en un juego de futbol, para volver con las manos vacías a continuar el acto creativo.


Texto: Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.

11 comentarios:

Buscador dijo...

He terminado de escribir y ahora pareces tu al otro lado del océano. Te sigo en tu pensar sobre todo lo que te rodea; como una amiga desnuda de corazón que va deshilando palabras en la belleza...

Newman se ha tomado unos días libres en Sevilla. Dice que toma clases de flamenco en el baile por sevillanas pero que no pierde pista de tu blog ya que pronto sabrá quien es el asesino; si su estomago lo permite, claro. Su mujer vestida de gitana te envia te envía recuerdos y dice que su recien nacido llora lo justo para dejarlos dormir.


Esta es mi última entrada. Espero que te agrade pues la escribí a pleno corazón.

Cada ola tiene un nombre y un recuerdo; un sonido que se une a una imagen. En un momento la espuma brilla a la Luna o al Sol con un erotismo romántico desnudo carente de prejuicios. El corazón se abre como si fuera una ostra que guarda su tesoro y todo tu mundo interior se puede deshacer en un segundo; justo cuando aquella ola del mar, se fijó en tu recuerdo...
Los amantes de abril se nutren de sensaciones, de emociones, de encuentros para hacer el amor con la música de las olas del mar...algo tan efímero como un orgasmo y tan eterno como un recuerdo...

Un beso


Ester dijo...

Tiene el poeta la facultad de mover las horas y desordenarlas, tiene la facilidad de cambiar el ritmo del tiempo. el don de desandar el tiempo. Un abrazo

José A. García dijo...

Mientras no deje de crear, que haga todo lo que crea necesario.

Saludos,

J.

Conchi dijo...

Me gusta que el poeta compare el el rodillo de su máquina con el cuerpo de una mejer, para dar sentido a un poema y que disponga las horas a su libre albedrío.

Un abrazo Beatriz.

jfbmurcia dijo...

La poesía es una contorsión mental que conduce a la belleza. Da igual que el poeta lo haga a través del dolor o de la pasión, de la dicha o de la desdicha, desde la plenitud de sus facultades o bajo la nebulosa que provoca el tequila, o el champán, o la ginebra de garrafón, lo importante es que el folio quede impregnado de palabras ingrávidas y gentiles como pompas de jabón...Un abrazo.

Elsa Tenca - Mariani dijo...

Interesante "Ensayo" sobre el tiempo subjetivo y el objetivo durante los cuales el poeta con sus dos sangres inaugura palabras para descubrir el mundo, su mundo y el de la sociedad.
Felicitaciones BEA !!
Un abrazo.

Elsa Tenca - Mariani dijo...

Interesante "Ensayo" sobre el tiempo subjetivo y el objetivo durante los cuales el poeta con sus dos sangres inaugura palabras para descubrir el mundo, su mundo y el de la sociedad.
Felicitaciones BEA !!
Un abrazo.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

El poeta no tiene horario. El tiempo se diluye en su creación. Pienso, que es ahí, donde se hace, como lo sentía Miller para el amor, eternum. UN brazo. Carlos

**kadannek** dijo...

El poeta es una especie de pseudo-dios en su proceso creativo, pues invoca sus propios mundos, colisiona sus galaxias internas y hace nacer hasta lo inimaginable. Es que no hay tiempo, ni espacio, se carece de límites, las reglas ni de esta ni de otra dimensión son aplicables. Las leyes naturales no existen, cobran otro sentido. Eso es lo hermoso y mágico del arte.

BEATRIZ dijo...

Amigos, por diversas razones quizá no entro a sus blogs tan seguido como me gustaría, pero les aviso que algunos de sus blogs me han regresado comentarios que he hecho las pocas veces que he ido, lo cual no sé si sea problema de mi blog o del de ustedes. De los blogs que han recurrido en regresar comentarios, está el de:

José A. García, el de Carlos Pereyra y el de Kadannek, este último ha recurrido en regresar comentarios, traduciendose en mi ausencia por sus sitios, por lo cual me disculpo.

De antemano gracias por su comprensión y por sus comentarios.

Enca Gálvez dijo...

Como tu bien dices: "el poeta conjuga las partículas flotantes del tiempo y les da forma" Querida Beatriz, que sería del mundo sin poetas? si ellos son ese bálsamo, cuando lo cotidiano a veces nos aplasta... Te felicito por éste hermoso post, dedicado aquellas almas con corazón de poetas... Un gran abrazo y buen fin de semana

Entrada destacada

Sin que la noche sepa

  Plantaré flores sin que la noche sepa, lejos de todas las ausencias. Porque aún siento la oscuridad reírse en  mí,  con sorna, de lo cómic...