I
Tengo
un cuaderno de lunas partidas en papel,
escasas
monedas en el bolsillo, y un viejo mapa
con el reverso
de
New York en mi cartera.
Al
doblarse, cada línea
marca alguna de sus avenidas principales…
cientos de escaparates fortuitos quedan sin
trazo,
dilapidados
antros de jazz proscritos a plenitud
y
tedio.
Mister
Cole habría descrito eso
en
su poesía,
o
tal vez no.
Habría
omitido que los dioses del Olimpo,
desaparecidos
en el Medio Oriente,
disimulan
nuevos nombres,
combaten
por las bocas,
y
envisten
como toros bravos en esta ciudad.
Por
las vías del tren newyorkino,
una
pierna mutilada sangra amapolas
separada
de su cuerpo, yo
la
echo de menos,
después que anduvimos juntas
muchos
años, antes y después.
El ipod del olvido que todos llevan
en
el metro,
inútil para escribir, me mira desde sus
cabezas,
toca
siempre la misma canción,
lúgubre, fútil, dirán cuando pase de moda…pero
hoy
es la única presencia que asombra
nuestra
decadente urbe,
loba olvidadiza.
Parada
en
la séptima avenida de Manhatan,
una
mujer sola también olvida
la
simetría del abrazo.
Mientras
retorna el mar
la lluvia evaporada, vaso invertido,
al
recobrar victorias ganadas en Chinatown
la fuerza de gravedad
yergue los declives
de
mi paraguas chino,
imantado
por un trueno a sueldo.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
Nota, no sé si sea un problema para todos en blogger, pero a mi no me esta actualizando las entradas. A veces tengo que republicarlas más de dos veces.
Nota, no sé si sea un problema para todos en blogger, pero a mi no me esta actualizando las entradas. A veces tengo que republicarlas más de dos veces.