Mi
diario precisa letras pequeñas,
contenidas en las líneas rojas del cielo raso y el horizonte terrenal. Un sol
incandescente irradia de algún punto invisible, esa luz rojiza delinea la hoja
blanca de mi diario, marcando ardientes
espacios en ansias de ser poblados.
Las
naves viajan en trayectoria horizontal,
pensando que es una ascensión su vuelo, y que tras ellas, su ala oscura
ensombrece la hoja.
Así
viajan los astronautas, con la esperanza de que sus signos trazados, sean la
señal de regreso a la tierra.
Estas
letras extraviadas en el infinito espacio de la línea, desearían caminar al
comienzo de su travesía, como se instalan las palabras maceradas en la frase, con la esperanza de retornar al principio.
¿Quién sabe si habrá otros seres orbitando el cosmos, buscando el arribo a su tierra
prometida?
Quizá
no seamos las únicas entidades solitarias en busca de otros, quizá no sean
estas palabras, astronautas desertados de su órbita. Las palomas regresan.
B.O.M. imagen de la red.