OLAS
La conciencia de ti
a veces llega junto al mar,
ignorante, ciego para los hombres.
El agua sólo sabe del agua; todo
aquello que revela ignora,
como el espejo ignora lo que refleja.
Tu conciencia es ola.
Yo he de pensarte, a ti
a ciertas horas, del océano
pendiente, suspender
sedas miradas de tu tacto,
como una prenda
que se tiende a secar, secar
el mar de tus ojos, y ver claro,
sentir.
Por maldecir a deshoras…
frente a frente se nos abre el vacío;
y si tú pones un dedo en la llaga
del extranjero, la vacuidad duele.
Sobre el mar grito, de sí mismo
verso, siempre azuzan gaviotas,
desvelados sudarios marinos.
Con su baba, las medusas
prenden antorchas
que azotan los acantilados.
A orillas del horizonte,
traspasado cuerpo de luz,
un viento fétido, hunde
velas en la proa submarina.
El chocar, todo y la conciencia de ti,
perdura, unos segundos por siempre,
para rendirse al fondo del océano,
región astral de encuentros,
olas, sal, tumbos.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.