No queda ya nostalgia entre las horas
de esta edad, sólo quedan
manos agitadas por el recuerdo de la tierra.
Ni en mi carne florecida quedan raíces
ni semen de palabras en mi boca.
Preguntas cómo sobrevivo…
Por el sudor que nos cubría juntos
de amantes
puros, animal deseo,
trepidar febril
de labios deshojados,
abrazo desnudo,
y
desnudo verbo que fuimos,
es un escándalo
sin más,
una sonrisa mi gemido.
Se nos partió la semilla en otro beso,
echa nuevas raíces, algún día frondas,
hoy manjar de
entreabierto muslo, página en blanco.
Entre tanto,
transitamos con el corazón en los labios
con esta alegría inoportuna,
sin tristeza en la piel, sin dolor…
en mis ojos la
memoria
de los tuyos, nos ignora y
sabes que sin memoria
no hay olvido.
Beatriz Osornio Morales, Hampton VA. Mayo 2011. imagen tomada de la red.