Adversidad
La torpeza es lo que
yo llamo adversidad.
Los cálculos no se dan
a pesar de la tenacidad con que había planeado poner el azúcar en la taza, sin
regar gránulos en la mesa.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
”oh, amor, sabes que
no me hago el ánimo de comer sopa de lata”
“querida, basta de
quejarnos, compraremos vegetales frescos para la sopa, yo solo quería
ahorrarte trabajo”
“el trabajo es comerse
eso que ya no tiene cara de comestible ni de zanahoria y sabe a metal
aguado…¿te llevarás el coche?”
“claro, como siempre
¿por? “
“pensaba que si tomas
el micro, yo puedo ir a hacer las compras en el carro, y si quieres te recojo a
la salida del trabajo”
“hoy no querida, ya
estoy retrasado y el micro bus no sé cada
cuánto pasa, he escuchado que tienen
nuevo horario”
“es lo malo de hacerse
dependientes del carro, ya no sabes nada de cómo corre la vida allá afuera”
“a ti no te sucederá,
me llevo el coche, no tendrás que irte
acostumbrando, ni tienes que ir por mí”
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
No sólo el azúcar, también la palabra puede derramarse fuera de lugar, y salpicar gránulos que atraerán hormigas, palomillas y cucarachas.
Nada de esto sucedería si ya hubiésemos comprado el otro carro… aunque la torpeza puede acarrear muchos tipos de adversidad.
Por ahora tendré que
conformarme con la sopa de lata. Hago las compras mañana.
Beatriz Osornio Morales. imagen de la red
Beatriz Osornio Morales. imagen de la red