Puedes irte si quieres, puedes irte por la puertita de tu pierna izquierda, o
la derecha, o las dos, qué más da.
Eso sí, antes de irte, enséñale a tus dos pies la
intolerancia y la rebelión, no vaya a ser que uno de ellos te traicione, entonces puedes irte, pero irte de veras de izquierda
a derecha y de vuelta.
A mi déjame aquí lloriqueando de risa, los dos sabemos que tus pies van
a seguirte hasta la tumba. Hace tiempo que abrí la puerta. No tengas pena por
lo que se queda de este lado del metro.
Alégrate de poder entrar a la calle y salir a la cantina…¿porqué no irse
al carajo?
Beatriz
Osornio Morales, imagen de la red.