Los peros de la realidad
No puedo explicar la
sensación de nausea que siento cada vez que abro los ojos y la realidad me da
con la puerta en la cara.
Hay un hombre que se
confunde con mi media naranja, él no lo sabe ni me conoce. La semana pasada nos encontramos en la red de la ciudad.
Ante mis intentos de hablar y decir “Hola” se
dio la vuelta y yo quede hablando sola, sintiéndome una mierda, naturalmente, ingenua mierda…reprochándome
su indiferencia.
No tuve más remedio que
alejarme a un lugar en el recuerdo donde “Aprieto las piernas contra su dorso, su
cuerpo desnudo se mueve bajo el mío, yo mantengo el ritmo con las caderas
mientras él presiona su pelvis para alcanzar a tocar donde no alcanzan a tocar
las palabras. Un gemido y la respiración agitada opacan los ruidos de afuera”
No podría explicar la
sensación de nausea. Abro los ojos. El hombre no está, el hombre se fue. El
hombre nunca estuvo pero “Mi boca cubre su boca por completo, las dos bocas
ensamblan a la perfección, nuestros cuerpos, la piel suda a chorros, otro
gemido encalla en espasmos los dos cuerpos que se contraen juntos, por dentro,
hacia el mar de un suicidio mutuo”
Explicar, quizá con un poco más de esfuerzo podría explicar, pero seguramente él se fue pensando que soy una loca por verlo como lo vi en la calle. Pido una
disculpa a los suicidas.
Beatriz Osornio Morales.