Dejémonos de formalidades y hablemos de un recuerdo, el recuerdo de cualquier
día que te venga a la mente en este
momento.
Yo recuerdo un día que viajábamos por Florida, de Fort Lauderdale a Key
West, el más lejano punto al sur del país, al cual los nativos llaman la milla
cero. Ya habíamos pasado por Miami hacía rato, pero no nos detuvimos a turistear en
la famosa ciudad, sino que manejamos de largo: Entrando a la delgada franja de
tierra que rodea el mar, el cielo seguía claro, por lo que el azul del mar alrededor
de aquellas islas de tierra mar adentro, lucía un azul turquesa perfecto, ese
que solo se encuentra en el Mar del Caribe. Ese era el paisaje que disfrutamos
por largos tramos. A ratos solamente la carretera o el ancho de largos puentes
entre islote e islote, entre cayo y cayo, era lo que nos sostenían, de otra
manera, la sensación era la de ir desafiando las posibilidades de la gravedad,
manejando sobre el agua en nuestro coche rojo. Todo alrededor era agua y la
vista al frente, la perfecta imagen del concepto que se tiene de la perspectiva.
De pronto, de unas delgadas borrascas, que aparecieron de la nada, se
empezaron a formar rápidamente nubes pesadas que parecían monstruos, me sorprendió tanto ese efecto de la transformación
de las nubes que quise escribir el suceso. Busqué en mi bolsa algo para
escribir, solo encontré un papel fragmentado y arrugado, en el que escribí algo
así: “En los Cayos, cuando ves las nubes, la cabeza de un pájaro se convierte en medusa” las nubes crecen tan a
prisa más grandes que el volumen de los Cayos mismos. Palabras más, palabras
menos.
Guarde el papel en la bolsa con descuido. Después de varios días recordé
lo ocurrido y quise pasar lo que escribí en mi cuaderno que había dejado en el
hotel, el de la torre Eifel, pero no encontré el dichoso papelito por ninguna
parte, tampoco recordaba las palabras exactas, solamente el suceso.
Hoy que ya casi olvidaba todo lo ocurrido entonces, encontré el papel
entre la pasta dura del cuaderno y las primeras páginas, así que escribo y
comparto para no olvidar nuevamente mi primer encuentro con medusa. Era un 20
de Junio de 2014.
B.O.M