El agua no tiene orillas, no
como el mar, el rìo, el lago
el arroyo, la banqueta o los edificios;
ellos tienen orillas.
El agua busca cualquier forma
para abrazarla y parecer algo;
en el abrazo ella sabe de su existencia,
del mismo modo que el hombre
sabe ante la tierra,
si el aliento que es, està màs cerca
de lo que empieza o de lo que termina.
Yo no sè del agua
màs que lo evidente; florece
en mis ojos, viaja en mi cuerpo
late con el corazòn
que me habita;
se parece a (tantas cosas)
los pensamientos, la saliva de una màquina
el cielo azul, a mì...en el primer beso,
a la muerte de un niño.
Todas las cosas
tù y yo,
somos el espejo del agua.
Beatriz Osornio Morales, Poquoson, Va.
Septiembre de 2017.