viernes, 15 de octubre de 2010

EL NOMBRE DEL AMANTE



Rubén desdeña pensar en los reencuentros, a final de cuentas son adioses también. Pero irá, solo esta vez, irá con el pelo enredado y su sarcasmo como defensa. “No olvides traer las fotografías, yo me encargo del incensario” sentenció la mujer por el teléfono. Había que deshacerse del cuerpo del delito- piensa Rubén.

La mujer dicta una dirección: “Manuel Hurtado 69, esquina con circuito segundo” Escribe él al reverso de una factura de gasolina que trae en la cartera.

Esa tarde, Rubén se encuentra sumido en un esquema de pensamientos que dialogan entre sí:

-La mujer del tercer piso es amable, no tengo nada en su contra, -pero su música es una distracción; cuando suena la primera nota del piano, es siempre un grave el estruendo vespertino que sacude el cielo raso en mi cabeza, revolviendo la realidad del aire y mis nostalgias- “He intentado reclamar. Una tarde, antes de que empezara la música, subí las escaleras seguro de lo que debía decir, al llegar al final supe que era tiempo de regresar, correr las persianas y recostarse en el loveseat a soñar un mundo de misterios”. Al principio, cuando recién se mudo a vivir en el apartamento de arriba, no importaba pensar en la desilusión que un reclamo causaría en una mujer sola, hasta la noche que nos topamos en el ascensor; de no ser porque ella preguntó si yo era el vecino del 212, no hubiera tenido valor de mirarla. -Es linda- linda y sombría. La tercera nota suena más elástica y alargada, como una columna de mujer solitaria.

“Jueves primero del mes, restaurante La Terraza” se lee al reverso del recibo de gasolina.

Alrededor de las diez y ocho horas alguien llama a la puerta. Rubén no responde, continúa fugándose en el sillón, hasta que vuelven a llamar con insistencia.

-¿Quién es? grita desde adentro.
-El velador de condominios señor. Responde una voz displicente.
-Regrese mañana.
-Llevo tres días viniendo señor- replica el velador, con voz ya impaciente.
-Pues que sean cuatro. Estoy en un asunto de importancia.
-Está bien, pero será la última vez. Aténgase a las consecuencias- sentencia el empleado cansado de recibir negativas a la recolección semanal de cooperaciones voluntarias.
- Si vinieran a otras horas...todo sería distinto- murmura Rubén.

La mañana del encuentro Rubén llega temprano al restaurante. Ella se retrasa unos minutos, lo que no importa, pensando que tendrá tiempo de fumarse al menos un medio puchito, para tranquilizar los nervios.

-Lugar apropiado para un regreso ¡Y para una dama con vestido azul y cabellera oscura!- exclama Rubén al mirar a la mujer acercarse con aire desafiante, como una modelo en la pasarela.
-Lo dices por…el estilo colonial del edificio o…¿las baratijas en venta? -asevera ella mirando a su alrededor.
-La antigüedad es un misticismo. La solidez de los edificios impregnados de humedad y voces de conversaciones centenarias… ¿Te imaginas cuántos encuentros, romances celebrados, anulados y algunos quizá reencontrados en este lugar?
-Pero no creas que esto es un reencuentro- ataja de inmediato la mujer.
-¡Qué mala pata!...y ¿Qué es? exclama Rubén con sarcasmo.
-Poner fin al pasado, punto final al círculo de los recuerdos…¿Trajiste las fotos?
-¡Vaya! veo que tienes prisa- insiste él con ironía.
-Estoy harta de tu nombre. En la oficina todos preguntan por ti.
-Hace ya casi dos meses de mi renuncia, estoy incrédulo.
-Por las noches cuando estoy con mi marido, me sorprende el vástago de su sonido, lo tengo en la punta de la lengua.
-Pues dilo- sugiere el hombre sonriendo.
-Es lo que quisieras…¡ni soñando! ¿Trajiste las fotos? insiste ella.
-Las he olvidado en la mesa del teléfono…lo siento.
-¡Es una broma! ¿verdad?¡tiene que ser broma!
-Sólo fuimos amantes linda, no te exasperes, tu pusiste las reglas.
-Y tu las rompiste, ahora finges demencia.
-¿Por lo de las fotografías? –Pregunta Rubén, luego aclara- Sólo fue para probar la cámara.
-Sí, la cámara. Tu nuevo juguete. Desde entonces nada fue igual- se queja la mujer.
-¡Celosa de la cámara! es ridículo.
-¡Eres tarado! no entiendes que son evidencias. No puedo perder lo que tengo- añade.
-¿Así que eso era todo? las evidencias- pregunta el hombre un tanto desilusionado.
-¿Y qué esperabas?-pregunta a su vez la mujer, frotándose las manos con nerviosismo.
-¡Vaya pregunta! –asevera Rubén ahora seguro de ser la víctima.
-¡Tienes que olvidar! –ruega la mujer.
-¡Dame razones para olvidar!
- Soy una mujer…mayor…siempre sonríes…nunca te peinas, tienes talento para el diseño gráfico –la mujer va diciendo sus razones no sin turbación ante el atajo de los ¿y qués? que Rubén hace a cada una de ellas.
-¡Que no se sabe cuándo es un mal día! –insiste
-¿Y qué? pero ¿Se notan los días buenos, no?
-Ya no le busques Rubén.
-Entonces…¡búscale tú!
-¿Para qué? No isistas, ¡No puedo perder lo que tengo! Mi matrimonio es asunto público –continua excusándose –con el ascenso de mi marido, la candidatura a la presidencia está cerca, un divorcio lo arruinaría. No, no puedo, ¿Para qué?
-¡Para escucharte nombrarme! –responde el hombre convertido en ruego.
-No, no puedo. Quemaré las evidencias y con ellas…tus besos, tus palabras, y…la moldura de tus piernas…y… -la mujer no puede continuar.
-¡Qué dura eres!
-No puedo perder lo que no tengo –se justifica con una voz quebradiza y un brillo anegado en la mirada.

Rubén no insiste más.

Acordaron encontrarse de nuevo en un lugar público de preferencia, para evitar los riesgos de intimidad que a veces toman por sorpresa.

Ese día, ella espera en una banca junto a la fuente del jardín de los olmos. Cuando Rubén llega, se pone de pie y, sin decir una palabra, toma el paquete que él traía bajo el brazo. Luego se dirige a los sanitarios de la cafetería. En la soledad de sus miedos, dice adiós, prende fuego a las caricias de nueve meses, a la cartografía de labios sobre un tiempo dulce, a la obra maestra de palabras de amor. Entre blanco y negro se retuerce el aroma y el sabor del sexo con el humo del papel, también sus lagrimas se tornan cenizas que deposita en el sanitario…flush.

Al escuchar el tornado de agua salir del depósito, se aleja sin cerrar la puerta.

“Al fin era sólo un nombre” piensa mientras se lava las manos y, asomada al espejo se acomoda el pelo cubierto de leones.



Beatriz Osornio Morales

jueves, 7 de octubre de 2010

La gota en el río



La gota se  acerca, el rio se aleja.

Río abajo, gota adentro

el agua vive.

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Lluvia cantas, lloras nube

Libélula, exaltado instante…

Hay quien piensa

que el silencio es una sirena.

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Mar, cielo dorado

en ésta arena echa luna,

ola, marea, espejo

montaña.

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Cercanía del beso...

augurio de nostalgia india.

Su sol cubre nuestra tierra,

aves maduran en el árbol

de las letras

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Vestido en piel,

el aire sopla y

apenas visible, seca

lagrimas de unos

ojos limpios.



Beatriz Osornio Morales, Imagen de la red


De la serie de Micro-Poemas

martes, 28 de septiembre de 2010

EL COMETA



Algunas tardes de otoño, vuelo mi pequeño cometa frente al ventanal del Viejo. Su casa comparte el patío con nuestro jardín trasero, donde mi madre y yo criamos conejos y pollos.

Cuando hay buen viento, el volador sube casi solo. Pero cuando el viento es escaso, el asunto es otra historia: El volantín al principio sube con dificultad, sin embargo, una carrera intensa alrededor del patío y no tarda en alcanzar equilibrio con el aire.

Al viejo, que reniega cada vez que el dragón choca contra el cristal de su ventana, le gusta vernos jugar a mí y al cometa. Lo he visto observarnos y sonreír –mientras piensa que nadie se da cuenta- bien quieto tras el marco de la ventana, con sus manos apoyadas en el desayunador y sus ojillos acuosos en dirección al jardín.

Una vez dominado el hilo del viento, no hay necesidad de correr. Entonces me paro en el centro del llano, sosteniendo la hebra que nos une a mí y al cometa, giro sobre mis pasos y, observo la silueta del viejo, obscurecida por un interior incierto a sus espaldas.

Cuando el viejo se percata de ser observado reacciona con enojo, como si le hubiera caído un cometa de verdad. A mi vez, distraído por la turbación, tropiezo contra una gallina y sus pollitos. El papalote pierde contacto con la línea del vuelo, y allá viene el acróbata a caer sobre un vidrio helado.

Ahora el viejo Roque tiene motivos para regañar, pero yo nunca podré abandonar mi cometa de alas policromas, es de una fragilidad sin igual que difícilmente lo rescataré de las ramas del rosal seco, debo alcanzarlo a como de lugar. Ya sé que su cuerpo son sólo dos palillos chinos en forma de cruz, sus alas de plástico, y en total no es nada caro, pero no hay volador más fascinante; el viejo estaría de acuerdo…de no ser tan gruñón.


Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

lunes, 20 de septiembre de 2010

PROSAICO

Ya no siento nostalgia de tu recuerdo,                 
eso es lo triste; ni a donde irse                             
a buscar refugio cuando el día                              
nos vuelve insensibles, es lo vano.                            

Acudo a ese lugar que fuimos...                           
sólo para saber casi nada, cosas                           
de tontos sin correspondencia.                              
                                                                           
Allí tengo los brazos de molusco;
tu mujer al principio, me confío a su hija,             
al final ya no se confiaba de nosotros                  
juntos,  por fortuna.                                            
                                                                          
No sé si fue un presentimiento
que tú hayas tenido que aclararle,                        
o desviar del camino como hice yo                     
con mi compañero de soledades,                        
para hacerlo tu amigo.                                

No dudo que lo haya sabido                               
a solas, enfrente de todos                                    
mientras bailabas tu máscara de infiernos,            
los amantes saben esas cosas.

La cara de tu madre tampoco era la de siempre,
parece que nos vio a ti y a mi, echarnos
a rodar en un saco vacío, donde nadie más
estando, estaba presente.                           

Soy feliz de quererte
con este amor, donde ni el sol
ni la distancia nos acerca.
Somos el fuego interno del árbol.

Alguna vez quisimos ser más...
Tú arrancaste sombras malas de los ojos,
yo plantaba palabras en la tierra
del pecho, raíz hecha rama.

Los demás no sabían lo que eramos.
Ya no somos la misma lluvia, ni la misma
metáfora andando entre los autos, aquellos
vehículos vienen en sentido contrario.

Tu recuerdo se ha quedado solo
con los años, contar el tiempo sigue
de moda. Y ahora que por fin
nos hemos perdido y, hemos dado
fruto, yo no tengo a donde ir
en esta gran ciudad atestada
de bares, jardines de humo y putas.


                                                                          
                                       
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.


Nota: Espero que disfruten el cambio de tono, y tengan todos una excelente semana.

jueves, 9 de septiembre de 2010


EZRA POUND Y T.S.ELIOT


Feliz presumía un día que me encontraba leyendo una obra completa de la poesía y teatro de T.S.Eliot, cuando de buena fuente, llegó este giro inesperado: "Esta bien que leas a T.S.Eliot, pero si puedes, lee LA CRITICA DE LA CRITICA, es lo mejor de él" Sin recelo y con agradecimiento, aclaré que sería la próxima petición que haría a la biblioteca, sin embargo, como toda adicta debía terminar la poesía.

Así fue, la siguiente visita a la biblioteca solicité el libro. Y a diferencia del primero, éste lo leí en menos tiempo. Entonces entendí el motivo de la recomendación. Aunque no niego que del libro de poesía y teatro, en particular de poesía, lo leí a saltos, de lo que me gustó "Tierra Baldía", ya sé que es cliché pero esa es la realidad, el resto me pareció de calidad inferior.

El libro de LA CRITICA DE LA CRITICA es una recolección de ensayos y conferencias por T. S. Eliot, referente a la literatura y el lenguaje. De dicha selección hay poco desperdicio.

Allí fue donde encontré algunos puntos instructivos de Ezra Pound, un poeta poco comprendido en los países anglosajones -siendo él mismo nacido en Estados Unidos- al que se le ha adjudicado la paternidad del imaginismo y el vorticismo. En los países de habla inglesa se le ha acusado de vaguedad e imprecisión. Y ha sido valorado ampliamente en países de las lenguas romance, como Francia y Latinoamérica. Lo que prueba una vez más que nadie es profeta en su tierra.

Lamentable mente desconozco su obra poética. Espero no por mucho. Ya sé el siguiente paso que daré.

Sin más preámbulos:

Respuesta de Ezra Pound a la pregunta: ¿Está de acuerdo en que el gran poeta nunca es emocional?

-Sí, absolutamente, si por emoción se entiende, o quiere decir estar a merced de cada cambio de estado de ánimo...El único tipo de emoción, que vale la pena de un poeta, es la emoción de la inspiración, la cual energiza y fortalece, y está lejos de la mal hechura emocional y sentimental de cada día.

Y en cuanto a la plataforma del imaginismo, aquí están unos cuantos "nos" para los imaginistas:

1.No pongan atención a la crítica de hombres que nunca han escrito un trabajo notable por sí mismos.

2.No utilicen palabras y adjetivos superfluos que no revelen algo.

3.Tenga miedo de abstracciones. No recuenten en verso mediocre lo que ya se ha hecho en buena prosa.

4.No imaginen que el arte de la poesía es más simple que el arte de la música, o que se puede complacer al experto antes de gastar al menos tanto esfuerzo en el arte del verso, como en promedio un maestro de piano en la música.

5.Sean influenciados por tantos grandes artistas como puedan, pero tengan la decencia ya sea para dar a conocer la deuda total, o tratar de esconderla.

Sería demasiada osadía de mi parte, si insistiera en traducir aquí todo el ensayo a cerca de Ezra Pound y su métrica. Pero no podía dejar de compartir con ustedes estos puntos de interés literario. El libro viene rico en información que podría considerar se educativa, para los que así lo deseen. Si pueden lean.

Que tengan un lindo fin de verano y preparemonos para el otoño, que ya colorea los horizontes de clorofila.
Beatriz O M
imagen de la red.




jueves, 26 de agosto de 2010

GIRO ABIERTO



Si el mundo sobre mi

no es el mundo ¿Qué es éste giro abierto

que separa de las cosas?


No es el ángulo estrecho

de una esquina

que oculta -otro mundo- en su doblez,

un juego de hemisferios rodando

alrededor de la tierra,

una rayuela en forma de avión

cruza el cielo bajo mis pies.


La niña se mira la punta de los zapatos,

atraviesa un infinito

y el corazón palpitante, escapa

del puño cerrado.



Beatriz Osornio Morales, imagen de la red

viernes, 20 de agosto de 2010

UN LUGAR EN LA ESTANCIA

Después de la habitación, la ventana de cristal es la segunda parte en importancia en cualquier estancia, tratese de la casa, de un hotel o albergue de paso.
Asomarse al exterior puede parecer insignificante, pero al contrario de ser ambiguo, se asoma uno a la ventana para ver un mundo entrar y sentarse en el mismo sillón que nosotros, desde donde se hace el mundo a la medida de los ojos.
El exterior también se asoma a su ventana, más acá de las cuatro paredes del marco el exterior habita.
Algo aparentemente insignificante como la ventana, se convierte para el observador en otra recamara. Un ser que se asoma a la ventana para mirar, entra en una habitación privada.


Beatriz Osornio Morales

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