miércoles, 12 de agosto de 2015

DESHORA



De pronto hallamos los
nombres enrarecidos<
Una atmósfera distante se apodera de ellos
al decirlos
los días
y las noches desbordan recuerdos
aunque somos nosotros
los que nos entregamos a la vida
por libertad propia
o por inercia
nos envuelve un rapto de luz primera
cual gotas de rocío al amanecer
y hay días que
al pronunciar nuestros nombres
nos parece oír el ruido de un animal extraño.

No podemos reconocernos ya
mientras hablamos en este puerto de la ciudad.
Es tan extraño el presente
como si esta hora fuese otra estación
de otro año en curso
avanza entre gentes que se mueven
con la urgencia del reloj y la economía.
Una mujer se sienta a tomar café sola.

Los nombres
llegan a saberse de memoria
son las voces
que distan en significado.

Un desconocido me habla directo a los ojos
que quedan extrañados
por sentimientos de tinieblas
clarividencia y asombro
de cuánto parecido hay entre nosotros
este instante y el que no recuerdo.

Has alcanzado insignificantes logros
a ti te apasionan
y a mí secretamente me enorgullecen
a boca de jarro.

Qué raro nombre tienes.
El de siempre
desconocido epíteto del amor.

Te sucede lo mismo conmigo.
Reconozco tus demonios que me visitan
cuando quieres tocar alas de mariposa
me confunden con ángel desnuda
pero
los demonios no saben qué palabra
nombra a las mariposas.

Así vivimos.
Tú allá y yo aquí
repitiendo nuestros nombres
en la distancia.
Y a veces nos perdemos
en el torrente de nuevos nombres
pronunciados a deshora.




Beatriz Osornio Morales.


Espero que este poema no llegue a deshora por sus vidas. Saludos.

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