duele el tiempo en
el reloj;
un cuerpo
violentado,
o pensar cuando es
imposible pensar:
querer sacarte el
corazón
para ponerlo en la
mochila de tu hijo.
A veces la primavera
nos visita
en invierno,
se pone faldas y
mangas cortas
para tocar al sol en
su brevedad eterna,
y duele.
La mañana fría
condensa los
vidrios, la noche intensa se decolora
a la luz del día
que raya en las gotas.
Pero ese instante no
duele
está a salvo en tu
pecho,
¿escuchas? ¿canta
o golpea?
Te acuerdas de un
ángel
para tratar de zafar
al instante,
debe haber caído de
algún cielo azul
tan perfecto, y
en un beso quedó
entregado,
y en ti reside a
toda hora.
Ese instante no
duele
duele lo otro, el
reloj, la luz directa,
el hielo en el
parabrisas,
ver partir a los
hijos, y recordar,
a veces duele
olvidar.
B.O.M. imagen de la red.