-Tú y yo sabemos que un día
vamos a morir y a enterarnos de cosas que no sabíamos el uno del otro.
- Pero, ¿A qué con eso?
- A que en once años de
matrimonio nunca habías mencionado lo de los entrenamientos en cámara de gas- Respondí
sin ánimo de reclamar, simplemente como alzar la ceja ante un acontecimiento.
-¿Cuáles entrenamientos?
- En la fuerza aérea.
- ¡Ah, esos! ¡Nunca preguntaste! además es cosa del
pasado- Argumenta Leynn mientras termina de colgar su ropa en el guarda ropa,
asegurándose de que la corbata roja vaya donde están las corbatas rojas. No le
gusta revolver prendas de distintos colores.
- Pero ¿cómo podría
ocurrirse me una pregunta así? No sabía
y aun no comprendo cómo se las gastan esos cuerpos militares para lavar
cerebros y alzarles según ellos, el carácter a los reclutas.
-¡Eso no es nada. Solo una
experiencia! Y ya que insistes te lo diré ¿Estás lista para lo que sea?
-Listísima.
-Bueno. Te meten en la
cámara que es un cuarto pequeño, sellan
las puertas, sueltan el gas lacrimógeno y en seguida sientes el ardor y la
irritación, primero en la nariz, los ojos, la piel, y poco a poco todo se nubla.
Lo peor viene segundos después cuando el gas alcanza los pulmones, es una
sensación de asfixia tremendamente dolorosa. Te entrenan para saber qué hacer en
caso de que un día en batalla o en zona de guerra tengas que pasar por algo así.
-´¿Te dicen qué hacer antes
de mandarte adentro? increpo, mientras
me siento medio desnuda en la orilla de la cama, pero sin perderlo de vista. Me
gusta ver a la cara de la gente cuando
habla. Él ha sacado la pijama azul cielo con rayas de azul más oscuro.
- Claro. Te dicen que hay
equipo que puede servirte para soportar y aliviar la reacción del gas. Observan
tus reacciones por un cristal, pero no pueden asistirte hasta el final de la
práctica. Allí adentro (o afuera) todo dependerá de ti.
- ¿Qué clase de equipo?
- Una mascarilla de oxigeno,
un respirador y agua deben encontrarse a la mano. Técnicamente no están a la mano, dispersan las cosas, no están a
simple vista y tú tienes que buscarlas en su momento. Pero sobre todo observan
tu resistencia y habilidad de mantener
la calma, eso incrementará tu posibilidad de sobrevivencia.
-¿Y cómo saben que mantienes
la calma? Yo pienso que por efectos del gas puede llegarse a perder no
solamente la calma, sino también la conciencia.
-Precisamente observan eso,
que tus reacciones sean conscientes.
-¡Hmmm!-Suspiro,
dirigiéndome hacia el tocador y dejando en claro mi falta de convencimiento.
- Pero ¿Cómo supiste lo del
entrenamiento?-
Tardo unos momentos para contestar
la pregunta, me quedo mirando a Leynn por el espejo mientras termina de
vestirse la pijama, y todavía esperando mi respuesta se mete a la cama:
- Me enteré en la fiesta de
Yeilan. Cuando tú te saliste, después del pastel y los regalos, Rayan estaba argumentando con doña Ross y don
David (más bien solo con doña Ross) el
hecho de que ya no se practique esa parte del entrenamiento. Excepto con
fuerzas especiales o empleados consulares.
-¡Por supuesto que las
utilizan! es de entrenamiento estándar- Argumenta Leynn remarcando las líneas
que se le hacen en la frente, tan características de él.
- Eso era lo que argumentaba
Rayan con su madre que parecía estar mejor informada en el asunto, según ella,
se acababa de enterar por fuentes de primera mano. Mira, juzga por ti mismo:
“Doña Ross: ¿Qué crees
Rayan? Me acaba de decir fulanito (mencionó un nombre que no recuerdo) que ya
eliminaron las prácticas de la cámara de gas de la fuerza aérea.
Rayan: ¿Qué? No lo creo. Eso
era lo más divertido de ser militar.
Yo: ¡No sabía que hacían
prácticas en cámara de gas!
Doña Ross: ¡Ah, sí! Tu
marido debe haber pasado por eso.
Yo: ¡Nunca lo ha mencionado!
En realidad no menciona nada sobre su periodo de entrenamiento, y rara vez
habla ya de la fuerza aérea.
Rayan: Definitivamente esas
prácticas eran de lo mejor, junto con la
de dos hombres en un hoyo cavado en la tierra, los cuales debían pelear a puño
pelado hasta que uno de los dos se diera, dijera ¡ya basta! o hasta que pasara
el tiempo estipulado por los superiores.
Rayan, da puñetazos al vacío
como si estuviese peleando.
Yo: ¿En serio?
Todos ríen. Yo bebo el
último trago de mi seven up, deseando que fuera whisky”
Afuera todo parece haber quedado en silencio, no se
oye ni tráfico, solo el ladrido del perro de la vecina irrumpe la casa.
- Es crudo hablar de eso en
una fiesta de niños ¿no te parece?-objeta Leynn.
- A mí me lo parece, pero
era el cumpleaños de su hijo mayor. Ya sabes que Rayan pretende irlos
adoctrinando poco a poco en eso de ser “tough” rudos, y creo que Rebeca
sustenta esa práctica, mira que los ha llevado al cine a ver una película PG13
cuando el menor tiene apenas 4 años. Pero bueno, sabemos que Rebeca, no tiene mucho sentido común.
-¿Cuántos años cumplió
Yeilan?
- ¡Diez, es de la misma edad
de Kevin! Lo hemos discutido cada cumpleaños de alguno de los dos.
- Ok. Ok. ¿Y Don David qué
dijo?
-¿Sobre la película?
- ¡No! sobre la práctica
suspendida.
- Don David como siempre se
quedo callado, asintiendo supongo. Aunque, yo nunca sé bien si su silencio es de asentimiento o
de reprobación.
- ¡Siempre con su poker
face! ¿y cómo no con esa mujer que habla hasta por los codos?
Risas. Me meto a la cama y recargo la almohada en la cabecera, para leer.
-Sí, Doña Ross fue la que
continuo contándome de cuando Rayan tuvo sus entrenamientos:
“Doña Ross: Recuerdo cuando
Rayan regreso de sus entrenamientos, fue duro, traía los ojos lagrimosos, la
nariz escurridiza, la cara hinchada e irritada, y eso que ya habían pasado tres
días.
Yo: ¡Auch!
Doña Ross: Yo creí que tenía
gripe, intente apapacharlo con cuidados
pero me mando a la goma: “No estoy enfermo (me dijo en tono de gendarme) es
solo que tuve mi entrenamiento en la cámara de gas, pasará pronto” “Pero debe
haber algo que se pueda hacer para aliviarlo, ¡Anda, te preparo una mascarilla
de pepinos!” “No insistas, madre, ya te he dicho que pasará pronto” remeda Doña
Ross.
Rayan: ¡Esos eran los días
buenos!
Doña Ross: Lo serían, pero me alegra que hayan terminado.
Yo: Entonces ¿De ahora en
adelante no habrá más de eso?
Rayan: Me imagino que sí,
pues nadie quita la posibilidad de encontrarse en situación de necesidad, en un
atentado o...
Doña Ross: Al parecer, según
fulanito (el nombre que sigo sin recordar) solamente las fuerzas que se enlisten
para servir en zona de conflicto, una vez confirmada su participación, y
funcionarios consulares necesitarán ser entrenados para esto.
Rayan: ¡Una pena, realmente!
Doña Ross: Tú deberías estar
al tanto, trabajas para la fuerza, hijo.
Rayan: La verdad no he
escuchado nada, y es raro porque ya
sabes que las cosas no clasificadas circulan de inmediato. Debe ser asunto
clasificado”
Silencio total.
-Pues a mí también me cabe
la duda- Reacciona por fin Leynn con los ojos cerrados en actitud de quererse
dormir.
-¿Quién habrá inventado ese
tipo de prácticas… para ser ejecutadas también en Inglaterra…?
-..Y en China, ellos
escribieron los principios de las ciencias de guerra… claro, se le han ido
haciendo agregados y modificaciones conforme al país –Concluye.
-Por eso te decía que un día vamos a morirnos y a enterarnos de…
- ¡Shhhhhh! Olvidemos el
tema, hay cosas que es mejor no saber; apaga la luz y déjame abrazarte.
Beatriz Osornio Morales. imagen de la red.
11 comentarios:
Es un buen relato, que bien podía ser parte de una novela.Por otra parte, han eventos tan secretos en la práctica de militares, de un rigor para la supervivencia, que son más duros que la misma guerra. Definitivamente, se aspira más a la paz. Un abrazo. Carlos
Este diálogo me deja con un sabor extraño, lleno de emociones confusas, entre impotencia, sorpresa e inquietud.
No hallo muy buenas ese tipo de prácticas, pues más bien parecen una burla para disfrutar de un espectáculo de dolor. Hay otras formas de hacer las cosas, pero en fin.. Diría que lo más importante de todo esto es que nunca terminamos de conocer a las personas, siempre hay una historia, una época, un sueño o un deseo que ignoramos del otro.
Un gusto leerte.
Hola Beatriz , un dialogo que bien podía ser un borrador de una novela típica de los comienzos de la segunda guerra mundial , que supongo que los soldados harían esos experimentos , ya que en aquellos años , se experimento mucho con los pobres presos que habían en los campos de concentración , para que la medicina avanzara , pero yo creo sinceramente que eso era terrorífico ver todas aquellas cámaras de gas , habrá tantas cosas que desconocemos que hace el ejercito y no lo sabemos , que no quiero ni pensarlo , te deseo una feliz semana besos de Flor.
Hola Beatriz, como relato de ficción es muy bueno, pero no quiero ni pensar que en la realidad existieran estas practicas en fuerzas especiales o consulares "sería terrorífico".
Besos de Espíritu sin Nombre.
Es la mejor forma de ponerle fin a una charla tan extraña... Sino la única.
Saludos,
J.
Siempre me ha parecido interesante la pregunta de lo que piensa una persona que mata a otra como cuestión de rutina, un militar, un delincuente, un verdugo. ¿Se va a casa y se afeita, se lava las manos, nada, lo normal, otro día de trabajo? Tú diálogo deja ver lo que ocurren en contacto constante con la violencia, y es que se la trivializa y en el caso de tu cuento, esa trivialization se traduce en un asunto de “chisme de almohada” antes de soñar con los angelitos. Me gustó.
Un abrazo, feliz semana!
Un inquietante relato que me hace pensar en que muchas veces la realidad supera a la ficción...
Besitos.
Justo en estos dìas que la guerra se enfatiza màs, temas como este son algo recurrente desafortunadamente. Pero confieso que la idea central era destacar la imposibilidad de conocimiento mutuo, aun en parejas cercanas.
Gracias por el tiempo que toman en leer y comentar, no tiene precio.
Las guerras, siempre las guerras...Te mando un abrazo de paz. Saludos.
Hola, el relato me encanto. Es maravilloso, tantos relatos así se quedaron en el pecho de miles de soldados que han vivido los horrores de las guerras. Es que hay cosas que no valen la pena y la guerra es una de ellas. En cuanto a lo de la comunicación en pareja, quizá callamos porque creemos que no es necesario ni bueno para la otra persona saberlo. Saludos
Interesante relato, y también inquietante... lo militar resulta siempre así.
Un beso grande al alma.
Saludos desde critaldeestrella.blogspot.com o planetasdecristal.blogpot.com o cristalpoesiaerotica.blogspot.com.
Paula.
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